Daimones, la realidad paralela

Desde hace milenios, el ser humano ha estado acompañado por una realidad en la que se manifestaban unos entes que participaban de una naturaleza espiritual pero que interactuaba con nuestro mundo físico. Los griegos le pusieron un nombre a este tipo de ente: daimon. Después, dependiendo de la cultura, ha recibido diferentes nombres desde demonios o santos a elementales, seres feéricos u otros.

En el programa de hoy de Caminos de Consciencia, analizaremos esta realidad desde diferentes autores como Patrick Harpur, autor de los libros «Realidad daimónica» y » El fuego secreto de los filósofos», el psiquiatra Carl Gustav Jung, con sus aportes desde la perspectiva del inconsciente, el escritor y guionista Alan Moore, quien nos dará su visión sobre lo que es la magia y su relación con el cambio de la consciencia colectiva, así como la visión del esoterismo desde el libro «El grimorio del Papa Honorio».

También contaremos con la perspectiva antropológica, en la que haremos un repaso de seres como el basajaun, el trasgo o trasgu o trasno, la rusalka, la lamia y otros que se han incorporado a las historias populares y leyendas, pasando por las tradiciones de diferentes lugares sin olvidar la conexión con la mitología griega con seres como las ninfas. Detrás de cada ser hay un arquetipo, una enseñanza y una bella historia.

En el apartado de leyendas y para complementar el programa, se hará un repaso por la mitología romana relacionada con estos seres.

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Relatos cortos para la reflexión

Este programa lo dedicaremos a relatos cortos de diferentes autores. Estos relatos, son muy diferentes en estilo y contenido pero todos ellos llevan a una reflexión. En el apartado de leyendas, contaremos una perteneciente a la tradición irlandesa llamada «La lavandera del vado».

Autores y relatos:

Slawomir Mrozek: «Revolución», «El árbol»
Oscar Wilde: «El gigante egoísta»
Marco Denevi: «Génesis 2»
James Thurber: «La última flor»
Kjell Askildsen: «En la peluquería»
Giovani Papini: «La plegaria del buzo»
Diego Muñoz Valenzuela: «Amor cibernauta»
Jacques Sternberg: «Un día regresaron a la Tierra»
Virgilio Piñera: «Natación»
Osamu Dazai: «Esperando»
José B. Adolph: «Nosotros no»
Svetlana Alexiévich: Testimonio de Nina Konstantinovna «Voces de Chernóbil»
Margaret Atwood: «Pan»

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Facundo Cabral: el canto a la vida

Facundo Cabral es sin duda una de las referencias de la música comprometida con el ser humano. Fallecido en el año 2011 víctima de un asesinato en Guatemala tras un concierto, nos dejó su legado compuesto de canciones, libros, escritos, reflexiones que no eran sino el producto de su vida y vivencias.

Tuvo una infancia mísera con sus 6 hermanos y su madre, perdiendo 4 hermanos a causa del hambre. Analfabeto, alcohólico y violento, acabó detenido por la policía a la edad de 11 años. Mientras estuvo detenido cumpliendo una condena de 4 años por el robo de unas botellas de licor, conoció a un jesuita que le ayudó a aprender y a cultivarse. Con la literatura de los clásicos como Cervantes o Melville apareció otro mundo. Posteriormente, fue su encuentro con un vagabundo en la calle el que le dio una clave que le hizo reflexionar sobre la vida: seas rico o pobre, todos somos príncipes porque somos hijos del rey que es Dios, tenemos la fortuna dentro, solo hay que reconocerla.

Durante años, Facundo Cabral estuvo dando conciertos por países y ganando fama hasta que en un momento dado y tras escuchar la canción «Pobre mi patrón» comprendió que se había vuelto esclavo del dinero y del trabajo pues no paraba de actuar y ganar dinero y, aunque tuviese una buena posición, entendió que no tenía la libertad. Viajó a Israel y a Oriente, hacia la India y allí encontró enseñanzas sobre la vida y sobre la filosofía. Todo esto influyó en que Facundo Cabral se dedicase a ser cantor, como decía él, algo parecido a  predicador. En cada concierto compartía enseñanzas y sentimientos con el público porque ya no era simplemente tocar y cantar, había que comprometerse con difundir un mensaje de paz, amor y hermandad en la humanidad, dar mensajes que ayuden a la gente a encontrar lo valioso de la vida y adquirir una nueva consciencia hacia lo espiritual.

Facundo Cabral nos dejó pero aún pervive su obra, tan actual como cuando la creó y tan bella como siempre.

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