El desierto es un lugar que induce a la introspección. En su soledad y ausencia de personas y animales, muchos místicos, aventureros y otros personajes históricos han tenido su protagonismo.
En el programa contaremos la experiencia de Moisés en el desierto, la historia del desconocido y extraño faraón Akhenatón o Amenophis IV, el viajero Ibn’ Battuta y la del religioso Charles de Foucauld.
También hablaremos del misterioso Tassili n’Ajjer y sus pinturas, los misterioso jinns, jinnas o genios sobre los que habla el Islam y el «dreamtime» de los aborígenes australianos.
El desierto es una metáfora del ser humano, de su interior y cuando uno está presente ante él, llena su espacio vacío con todo lo que llevamos dentro.
El encuentro con el desierto genera una experiencia conmovedora. Modifica al hombre, lo esculpe y colorea dándole el significado de su origen. Cabe señalar una expresión de uso habitual: nosotros utilizamos fácilmente el término: el desierto, como dice el ruiseñor. Uno, a través de su silencio, evoca profundidad: el otro, a través de su canto, anuncia la primavera. Desierto y ruiseñor significan renovación.Marie-Madeleine Davy
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