A comienzos del siglo XX hubo una persona que por sus dotes psíquicas y de videncia destacó por sus facultades en los EE.UU. Su nombre es Edgard Cayce, más conocido como el profeta durmiente porque sus lecturas las hacía en un estado de letargo.
Fotógrafo de profesión, desde niño manifestó facultades especiales que le llevaban a diagnosticar enfermedades, indicar tratamientos, hacer pronósticos del futuro o incluso a hablar de un pasado remoto como el de la Atlántida.
Su caso fue estudiado por médicos debido al éxito que tuvo en sus diagnósticos sobre pacientes y comprobar que sanaban siguiendo sus tratamientos.
Además de temas médicos, proféticos o visionarios, también tenía un mensaje espiritual en el que hablaba de la reencarnación, el alma y la importancia de la familia en el desarrollo.
Sin duda, una persona que pese a lo extraño de sus facultades tuvo una gran repercusión y que nos dejó miles de lecturas que han quedado archivadas en la Asociación para el Desarrollo de la Iluminación.
Stanislav Grof y Christina Grof: más allá de la muerte
